domingo, 6 de diciembre de 2009

A CASI 30 AÑOS DE LA CARTA DEL CACIQUE SATARÉ MAUÉ AL OBISPO DE ROMA, LA DISCRIMINACIÓN NO CESA



Transcripción directa del original por Mons.++ Juan Carlos Urquhart de Barros del Libro: “Liberación, derechos humanos y democracia” Ed. Fundación para la democracia en Argentina – Bs.As.1982


Jueves 10 de julio de 1982

Santísimo Papa Juan Pablo II:

Es con el corazón desbordante de alegría que venimos a Su Santidad, nosotros indios de la región de Solimoes, Roraima, Río Negro, Bajo Amazonas, así como de todos los Estados brasileños, gustaríamos de recibir y de dar una sonrisa a través este mensaje, pero cómo podríamos sonreír para su Santidad nosotros, sufriendo, Su Santidad, por las causas que nos afectan, que perjudican a las naciones indígenas de este país que es el Brasil.
Somos masacrados, explotados y teniendo estragos que asuelan nuestras tierras, que perjudican al Indio por dolencias y diversos problemas que no había antes entre nosotros. Estamos siendo exterminados por proyectos, empresas e invasores que roban nuestra vida, tomando nuestras tierras y expulsándonos de ellas, siendo nosotros los dueños de esta pequeña y única tierra y en este inmenso país y colocando un punto final en nuestra cultura, en nuestros derechos. Muchas veces nuestros hermanos son muertos por defender sus tierras y teniendo un Ente Defensor que es el FUNAI (Fundación Nacional del Indio) para limitar sus tierras, pero que no cumple con su deber, sólo haciendo promesas, despreciando nuestros derechos violados, irrespetando el estatuto del Indio. Agregamos que nosotros debemos ser respetados porque somos seres humanos, somos también hijos de Dios.
Su Santidad, siendo un ministro de la Iglesia Católica, nos gustaría que supiese que en el país más católico del mundo, que es el Brasil, vienen sucediendo estos graves problemas desde su descubrimiento y que ahora está casi homologado que el Indio pierda sus derechos.
Santidad, observe este pueblo que está desapareciendo, el mundo no está sabiendo lo que pasa en este país. Nos gustaría que ele mundo supiese lo que ocurre aquí. No hay solamente una tribu en esta tierra. Hay cientos de ellas, que están desapareciendo. Queremos derechos, somos seres humanos, somos hijos de Dios, apoyamos a su Santidad. Somos tus ovejas y tu eres nuestro Pastor.

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