lunes, 8 de noviembre de 2010

Repudian visita de Ratzinger con gran beso homosexual


Marcos Roitman Rosenmann / La Jornada 06/11/2010

Como institución, la Iglesia católica es un lobby político y económico de los más influyentes a escala mundial, sus miembros actúan en todos los órdenes de las estructuras de poder, intentando influir en cualquier decisión donde vean atacados sus principios de fe. Para ello no han dudado en aliarse con el mismísimo diablo. Luego vienen las justificaciones y los rezos. Durante el nazismo y el fascismo, los papas Pío XI y Pío XII, amén de cardenales, obispos y sacerdotes, dieron su beneplácito a Hitler y Mussolini, siendo corresponsables de regímenes de muerte y exterminio. En América Latina, Juan Pablo II, mientras excomulgaba a los teólogos de la liberación, se hacía cómplice de crímenes de lesa humanidad, justificando el asesinato de cristianos, protestantes, ateos y agnósticos a manos de los cancerberos de la religión católica. Pinochet, Videla, Banzer, Somoza y otros se contaron entre sus amigos personales. En España, su comportamiento no ha sido diferente. Durante la tiranía franquista elevaron a su mayor asesino, Francisco Franco, a la categoría de caudillo de España por la gracia de Dios. De esta guisa, los mensajeros de Cristo en la tierra avalaron los fusilamientos de cientos de miles de republicanos bajo la acusación de ser ateos, comunistas y masones. Para ellos no hubo perdón. Sin embargo, esta práctica no es nueva. Siglos atrás, durante las Cruzadas y, más tarde, durante la Inquisición, científicos, brujas y agnósticos fueron torturados hasta morir en su condición de herejes. En este sentido, le cabe a la Iglesia católica el nefasto honor de haber legado al mundo tormentos que fueron aplicados con celo único por jesuitas, dominicos y franciscanos durante siglos. Hoy, desde el Estado vaticano, se encubre a curas pedófilos y se mantiene la política de pedir perdón, en ningún caso excomulgar a los inculpados.

El Estado vaticano es un propagandista de conductas racistas, homofóbicas y xenófobas, y en los siglos XVII y XIX, de la esclavitud. El papa Pío IX escribe en 1866: en términos absolutos, en modo alguno repugna a la ley natural y divina, y puede haber muchas justificaciones para la esclavitud, como se puede ver consultando a los teólogos e intérpretes aprobados del canon sagrado. Porque el dominio que tiene un amo respecto de un esclavo no se debe entender más que como el perpetuo derecho de disponer aquél, para su provecho, del trabajo del siervo, siendo legítimo que una persona le ofrezca el dominio a otra. De esto se sigue que no repugna a la ley natural y divina que un esclavo sea vendido, comprado o regalado, en tanto en esta venta o compra o regalo o cambio se observen las condiciones que aquellos autores hayan aprobado.

Para divulgar sus propuestas cuentan con radioemisoras, periódicos, editoriales y canales de televisión. En cuanto Estado, el Vaticano es una economía saneada. La crisis le afecta poco. Su riqueza se multiplica exponencialmente. Para mantenerla no recurre al milagro de reproducir los peces y los panes, de forma menos glamurosa actúa como un empresario capitalista. Se dedica a la actividad especulativa y financiera. Invierte en las bolsas de Nueva York, Tokio, París, Londres, Roma o Madrid. Es terrateniente, dueña de bancos y entre sus posesiones destacamos palacios, castillos, edificios, centros de recreo, clínicas, colegios, etcétera. La Iglesia atesora el mayor patrimonio cultural del mundo. Obras de arte, esculturas, joyas, pinturas, amén de sus lugares de culto, auténticos hitos arquitectónicos: sin ir más lejos, la Sagrada Familia, en Barcelona. Poseen universidades, colegios e institutos para adoctrinar a niños en la concepción de la familia y el matrimonio, mostrando su rechazo al divorcio, el aborto y vindicando la abstinencia sexual. En España, el episcopado organiza manifestaciones en contra de su ordenamiento jurídico y llama a la desobediencia civil y la insumisión de maestros, médicos y padres de familia, amparando conductas anticonstitucionales. Incluso, el viaje de Benedicto XVI tiene como agenda oculta verificar las políticas y las acciones contra las nuevas leyes del aborto y el matrimonio de familias homosexuales. Resulta curioso que el gobierno del PSOE haga público, en estos momentos, en pleno viaje del Papa, su renuncia a proponer en el parlamento la ley de libertad religiosa, por considerarla inapropiada y fuera de la tradición católica española.

La Iglesia católica, para maquillar su intolerancia y mostrar su compromiso con la sociedad, construye clínicas, orfanatos y residencias de la tercera edad para seguir practicando su proselitismo y acrecentar sus bienes por la vía de testamentos en lechos de muerte. No es extraño que Benedicto XVI, en su visita a Barcelona, ponga la primera piedra en un centro de minusválidos síquicos como expresión de la caridad cristiana. Todo un detalle por su parte. En otro orden de cosas, la Iglesia posee medios económicos suficientes para sufragar los viajes de sus representantes. Sin duda, los costos de esta visita privada no le haría caer en la bancarrota. Y si planteara problemas de liquidez, le queda la opción de pedir limosna a sus fieles. Pero este no es el caso. En la visita de Benedicto XVI, los ayuntamientos de Barcelona y Santiago de Compostela sustraerán del erario la suma de seis millones de euros para que Su Santidad se sienta cómodo. Seguridad, parafernalia y retrasmisión televisiva por entes públicos. La justificación de las autoridades civiles es de libro. Señalan que la visita papal constituye un acto extraordinario para llenar los hoteles y que millones de personas contemplen la Sagrada Familia en Barcelona y la catedral compostelana. En total, la visita papal retraerá de las arcas públicas una cantidad superior a 10 millones de euros. Cifra nada despreciable en tiempos de crisis. Por consiguiente, este viaje, financiado con el dinero de todos los españoles, es un insulto al pueblo español. Pero al mismo tiempo es demostración de la debilidad de las autoridades democráticas pertenecientes a un Estado aconfesional. Sin temor a equivocarnos, se puede afirmar que la Iglesia española, desde sus orígenes, se ha caracterizado por estar ligada a las fuerzas más oscurantistas e inquisidoras, jugando un papel involutivo y hoy antidemocrático.

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Fuente: Chacatorex

LOS BESOS EN REPUDIO

a la política del Vaticano, xenófoba



Madrid, 7 de noviembre. Un centenar de parejas homosexuales se besaron a las puertas de la catedral de Barcelona, cuando a unos metros circulaba en su papamóvil, Benedicto XVI, a quien el colectivo de gays y lesbianas acusa de fomentar una política xenófoba y discriminatoria.

El segundo y último día de una visita oficial de Joseph Ratzinger a España estuvo marcado por los contrastes: el fervor religioso de sus fieles, que se congregaron en las calles y en las iglesias de Barcelona, y el malestar de una parte de la ciudadanía por el gasto público en la visita y, sobre todo, por el mensaje de confrontación del jefe del Estado Vaticano.

Las calles de Barcelona no se llenaron de fieles como se esperaba; las cifras oficiales hablan de sólo 250 mil personas que acompañaron a Ratzinger en su recorrido por la ciudad antes de llegar a la nueva basílica de la Sagrada Familia, donde el Papa alemán ofició una misa como acto central de su visita a la capital catalana.

Tal como se preveía, en las inmediaciones de la catedral barcelonesa alrededor de un centenar de parejas homosexuales se desplegaron al paso del vehículo papal. Ahí, justo en el momento en el que Ratzinger saludaba y bendecía a los congregados, los activistas gays y lesbianas se fundieron en un gran beso homosexual para denunciar, una vez más, lo que consideran una política xenófoba y discriminatoria del Vaticano.

Entre las consignas más escuchadas durante la pequeña protesta estuvo el ya clásicoun vote, dos votes, pederasta el que no vote, con el que la movilización también pretendía denunciar uno de los hechos que han marcado a la Iglesia católica en tiempos recientes: los miles de casos de abusos sexuales cometidos por curas, obispos y cardenales católicos en prácticamente todos los países donde está presente este credo.

Jordi Petit, vocero del activismo homosexual en Barcelona y partícipe del gran beso homosexual, señaló que era un acto de protesta pacífica para demostrar que el amor es igual en todos los corazones. Hemos recibido al Papa con un acto de amor reivindicativo, en contra de la jerarquía eclesiástica que ataca los derechos humanos básicos, prohibiendo el uso de los preservativos, el divorcio o el aborto.

En otros puntos de la capital catalana, en las inmediaciones de la plaza de Cataluña, se registraron tres manifestaciones más, que al final se fundieron en una sola y con el mismo propósito de repudiar la visita de Ratzinger. Más de tres mil personas se congregaron en torno a la consigna de Ni Papa ni hostias.Yo no te espero.

Los manifestantes expresaron que pretenden hacer un llamamiento al cambio de mentalidad, de la instrucción católica, que mantiene una actitud en contra de nuestros derechos, de las diferentes maneras de amar. Las religiones hablan de paz, de humanidad y de respeto, pero luego estos valores son discriminados.

Mientras, desde el altar, el papa Benedicto XVI volvió a arremeter contra el colectivo de homosexuales y contra las legislaciones civiles, como la que se refiere a la interrupción voluntaria del embarazo o la investigación con células madres con fines terapéuticos. El amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural, dijo, por lo que pidió que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente.

El propio vocero del Vaticano, Federico Lombardi, explicó que el Papa no tenía ninguna intención polémica en sus palabras del sábado, en las que criticó la laicidad, secularización y anticlericalismo de España durante la Segunda República y en la época actual.

Sin embargo, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que reúne a víctimas y familiares de la represión de la dictadura franquista, calificó de lamentablessus palabras. Es lamentable que Benecito XVI haga esas declaraciones en uno de los países donde se han producido más abusos de todo tipo por religiosos católicos, y quehaya desaprovechado la oportunidad de pedir perdón por el apoyo de la Iglesia católica a la dictadura, señalaron en un comunicado.

Fuente: Chacatorex

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