viernes, 17 de diciembre de 2010

Perú: El Qapaq Inti Raymi y la navidad

Por Mario Alberto Tabra Guerrero

Las cosmovisiones o concepciones del mundo son diversas cada una según el lugar donde les ha tocado vivir, así en el hemisferio sur se acerca más el sol y se asocia con la vida. Mientras que desde el hemisferio norte, veían que en diciembre el sol se les alejaba más y lo asociaban con la muerte.

17 de diciembre, 2010.- El 21 de diciembre se inicia el solsticio de verano para el hemisferio sur, tiempo en el cual el Sol se aproxima más a nosotros, tornándose vecino a la Chakana (Cruz del Sur). Con esto empieza nuestra estación de verano, por la cual los rayos solares llegan perpendicularmente al trópico de Capricornio llegando con mayor intensidad los rayos solares, evaporando las aguas y superficies húmedas que al llegar a cierta altitud se condensan para precipitarse y complementar la faena agrícola. Nuestros pueblos andino amazónicos festejaban ancestralmente a este fenómeno como el Qapaq Inti Raymi o Gran Fiesta del Sol.

Según el cronista Waman Poma de Ayala en su “Nueva crónica y buen gobierno”:

“…en este mes de diciembre Qapaq Inti Raymi -mes de fiesta del sol es el mes de sembrar papas, uqas, quinua, trigo. También quchqa sara (temporal), con lluvia. Si pasa este mes, se pierde la sementera porque llueve hasta marzo, no se anda en el reino. No andan los mercachifles de vino, coca, ají, sal, harina, maíz ni ropa. Aparecen las frutas: melones, lúcumas, paltas, durazno en el reino…”

a la que había que agregar la floración de las orquídeas y la aparición de las moras.

Todas estas actividades se realizan acompañadas de ritos, cantos, danzas y a nivel social se celebraba el Warachiku que era la fiesta de iniciación de los jóvenes Incas. Otras actividades, como el corte de cabello, el cambio de vestimentas, la presentación de los jóvenes a las autoridades estatales, los ejercicios de resistencia física (carreras), las ofrendas a las Wakas, los cantos aleccionadores, etc., eran tan importantes como el Warachiku.

Todos los que buscamos armonizar la vida, empezamos a caminar por el reencuentro y armonía con nuestra Pachamama y a celebrar el Gran Qapaq Raymi el 21 de diciembre. Caminamos por un día completo, siempre acompañados por estrellas brillantes, la Mama Killa (madre luna) -que en este año ha tocado luna llena el mismo día- , el Wayra (viento), el Llullu tamya (lluvia tierna), el Inti Yaya (padre sol) y por runas (seres humanos) que moran de lo más simple y complejo y maravilloso suelo andino, a lo largo del camino, hasta las Wakas sagradas.

Al llegar el día 21, algunos contemplan desde sus lugares los primeros rayos del Yaya Inti (Padre Sol). Lo más importante de la fiesta es recibir al majestuoso Padre Sol con los ojos despiertos. Todas estas celebraciones tienen que ver con la veneración y el respeto sagrado que los andinos mantienen hasta nuestros días, al sol, la Pachamama, la luna, las estrellas y todo lo que conforma el cosmos.

Diciembre y el surgimiento de los mesías de oriente y occidente

Mientras desde el hemisferio norte las culturas afro-asiático-europeas observaban a Sirius que el 24 de diciembre se alinea con las tres estrellas más brillantes del cinturón de Orión que les siguen llamando los tres reyes, apuntan al lugar donde el sol sale el 25 de diciembre con el objetivo de encontrar el lugar del sol naciente.

Al acortarse los días y el fin de las cosechas con su llegada del solsticio de invierno simbolizó el proceso de la muerte, era la muerte del sol. Antes del 22 de diciembre, la muerte del sol es observada completamente, es el día en que se encuentra en el punto más bajo del cielo y extrañamente deja de moverse hacia el sur; esto se percibe durante tres días 22, 23 y 24 de diciembre, residiendo en las vecindades de la cruz del sur. Por lo tanto antiguamente se decía “el sol ha muerto sobre la cruz, ha muerto y ha resucitado o vuelto a nacer”. Esta es la razón porque Jesús y otros numerosos dioses del sol comparten la crucifixión, la muerte por tres días y la resurrección.

Así tenemos a Horus -dios del sol- nació el 25 de diciembre de la virgen Isis María, su nacimiento fue acompañado por una estrella en el este, que a la vez tres reyes siguieron para encontrar y adorar al nuevo salvador, en el Egipto del año 3,000 a.n.e.; a Mithra que nació de una virgen el 25 de diciembre en Persia en el año 1200 a.n.e. tuvo doce discípulos e hizo milagros, a su muerte fue enterrada tres días y después resucitó; a Attis de Phyrigia, nacido de la virgen Nana el 25 de diciembre en Grecia el año 1200 a.n.e. crucificado, enterrado y después de tres días resucitó; a Krishna nacido de la virgen Devaki, con una estrella del este que adelantó su llegada en la India en el año 900 a.n.e. hizo milagros con sus discípulos y a su muerte fue resucitado; a Dyonisius nacido de una virgen el 25 de diciembre en Grecia el año 500 a.n.e. fue un viajero maestro e hizo milagros como transformar agua en vino; fue llamado Rey de los reyes, el único hijo de dios, el alfa y omega y muchos otros nombres. A su muerte fue resucitado.

La evidencia es que han habido numerosos salvadores, en diferentes periodos, en todo el mundo que tienen las mismas características. La pregunta que queda es: ¿Por qué estas características? ¿Por qué nacidos de una virgen el 25 de diciembre? ¿Por qué doce discípulos fueron sus seguidores?

Lo primero de todo, la secuencia del nacimiento es completamente astrológica. La estrella del este es sirio, la estrella más luminosa del cielo nocturno, que, el 24 de diciembre, se alinea con las tres estrellas más brillantes del Cinturón de Orión. Estas 3 brillantes estrellas son conocidas hoy como vinieron llamándose en la antigüedad: los Tres Reyes y la estrella más luminosa, sirio, todos apuntan al lugar en que el sol sale el 25 de diciembre. Este es el por qué los Tres Reyes “siguen” a la estrella del este, con el objetivo de encontrar el lugar del sol naciente, el nacimiento del sol.

La virgen María es la constelación Virgo, también conocida como virgo la virgen, virgo en latín significa virgen. Virgo también es a veces llamado “como la Casa del Pan”, y la representación de Virgo es una virgen con un haz de trigo. Esta casa de pan y el símbolo del trigo representan agosto y setiembre, el tiempo de la recolección. Belén, además, se traduce literalmente como “casa” del pan. Belén es por lo tanto una referencia a la constelación de Virgo, un lugar en el cielo, no sobre la Tierra.

Hay otro fenómeno muy interesante qué ocurre sobre el 25 de diciembre, o el solsticio de invierno. Del solsticio de verano al de invierno los días se vuelven cada vez más cortos y fríos. Desde la perspectiva del hemisferio Norte el sol semeja moverse hacia el sur volviéndose cada vez más pequeño. Al acortarse los días y el fin de las cosechas, con su llegada, el Solsticio de invierno simbolizó el proceso de la muerte. Era la muerte del sol. Ahora lo más obvio de todo este simbolismo astrológico alrededor del mesías concierne a los doce discípulos. Son sencillamente las doce constelaciones del zodiaco, con los que los “hijos del sol” viajan acompañados de ellas.

La vida figurativa del sol, no fue sólo una expresión artística o un instrumento para trazar los movimientos del sol, fue un símbolo espiritual pagano, cuya versión simplificada es una cruz con un círculo en el medio, lo que no es un símbolo cristiano, sino la adaptación pagana de la cruz del zodiaco. Es por esto que Jesús en el temprano arte oculto es mostrado siempre con su cabeza sobre la cruz, por que Jesús es el sol, el dios sol, la luz del mundo, el salvador ascendido, quien regresa de nuevo como hace cada mañana, la gloria dios que nos protege de los actos de la oscuridad; así que es nacido otra vez todas las mañanas y puede ser visto venir de las alturas, del cielo con su corona de espinas o rayos del sol.

“Lo deben encontrar difícil aquellos que han tomado la autoridad como verdad en vez de la verdad como autoridad”. G. Massey (egiptólogo). El propósito de este artículo no es atacar ninguna concepción, sino poner sobre el tapete las diversas concepciones que existen al respecto de este fenómeno astrológico del mundo antiguo, que hoy sobrevive de acuerdo a la postura que opte cada persona o grupo humano.

Por nuestra parte iremos a las Wakas que nos han dejado nuestros ancestros Wayakuntu Ayawaka para recibir la energía del universo sideral, recibir la fuerza vital (Kamaqin) que influye en nuestro pensamiento y en nuestro comportamiento. Son las montañas sagradas (Apukuna) los lugares donde la energía cósmica llega con mayor fuerza.

El inicio del solsticio de verano en el hemisferio sur de nuestro planeta tierra, el 21 de diciembre, es el mayor acercamiento del Inti Yaya hacia nosotros. Su influencia se manifiesta en todo sentido: vuelve la estación lluviosa y se intensifica entre enero y marzo. Los campos andinos se cubren de un manto florido. Aumentan las fuentes de agua, elemento vital para la Pachamama y, consecuentemente, para los seres humanos. Es tradición milenaria que el 21 de diciembre se celebra el año nuevo andino (Mushuq Anti Wata) y la gran fiesta ancestral del padre Sol (Qapaq Raymi) y de los gobernantes andinos (Qapaqkuna), de los sabios quechuas (Amautakuna), de los sacerdotes andinos-quechuas (Willaq Umukuna) y, por extensión, la gran fiesta de los andino-quechuas (Hatun Runakunapa Raymin).

Entonces ¡Feliz año nuevo andino!

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Fuente: SERVINDI
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