sábado, 15 de enero de 2011

Un turbosanto que pasará a la historia con la sombra de la sospecha .

El Papa Juan Pablo II bendiciendo al delincuente Maciel


José Manuel Vidal


Religión Digital

Decepción. No tanto por el fondo, cuando por la forma de la subida a los altares de Juan Pablo II. Un Papa, al que a estas alturas, a nadie se le ocurre negarle un puesto en la historia. Y Quizás también, en los altares. Pero, a su debido tiempo. El Papa Magno no se merece esta turbobeatificación, rodeada de poémica, de sospechas y, quizás, de manchas.

Flaco favor se le hace a él y a la institución. La Iglesia que vive y presume de jugar en la división del tiempo eterno, resulta que acorta plazos y se lanza a una carrera santificadora que sólo puede traer malas consecuencias. Ya se sabe que las prisas son malas consejeras y, en asuntos tan delicados como el de la santidad, pueden convertirse en un contrasentido, en un antiejemplo.

Para esto, mejor que se vuelva a reimplantar el proceso de beatificación por aclamación. Al menos, sería el pueblo el artifice. De esta forma, queda comprometida también la figura del Papa actual. Porque él y sólo él es el ultimo responsable de la decisión.

Es verdad que la “derecha católica” le presionaba de una forma atroz. Esa derecha, más ratzingeriana que el propio Ratzinger. pero sólo para lo que les conviene. Estos mismos días, mientras le urgía insistentemente a acelerar el proceso para el santo subito, también le reprochaba abiertamente a Benedicto XVI su convocatoria del encuentro interreligioso de Asís.

Otros dicen que el Papa Ratzinger se ha visto obligado a dar su placet a la beatificación de su “amado” predecesor no sólo por las presiones de la “derecha católica”, sino también para adelantarse a los eventuales acotecimientos y poner a salvo la figura del Papa polaco. Ya se sabe (y se comprobó con Escrivá) que, una vez que un personaje público sube a los altares, se torna cuasi inmune a las críticas y a las acusaciones.

Pero eso era hace un par de décadas. Hoy, las cosas han cambiado. Y si surgen nuevas implicaciones, nuevas acusaciones, nuevas connivencias probadas del Papa Wojtyla con Maciel o con algún caso de pederastia, le va a salpicar igual. O más. Y para siempre. Y sin marcha atrás. Y con otro Papa comprometido en su autoridad.

Difícil de explicar la decisión del Papa Ratzinger. ¿Habrá otras razones que sólo él sabe y no puede ni debe explicitar públicamente? ¿Como es posible que el Papa barrendero de Dios, comprometido con la limpieza a fondo de la Iglesia y de las hipotecas del pasado más reciente, eleve a los altares a su predecesor, al que se acusa ya (y, al parecer, con pruebas) de al menos saber (cuando no de favorecer) al “profeta de la maldad” de Marcial Maciel?

Tristeza y decepción. Lo que, dentro de 10 o 15 años, podría ser una fiesta universal de gozo y esperanza en memoria del Papa Magno, se va a covertir en una solemnidad gozosa para unos y triste para otros. Una vez más, un turbosanto que pasará a la historia con la sombra de la sospecha.

Fuente: Redes Cristianas

RECORDANDO EL CASO MACIEL

MARCIAL MACIEL: VIDA Y OBRA DE UN FACINEROSO


La podredumbre exhibida salpica a Juan Pablo II de modo directo, señala.

Las recientes revelaciones en torno a la doble vida de Marcial Maciel exhiben al fundador de la Legión de Cristo –acusado de abusar sexualmente no sólo de algunos de sus discípulos, sino de sus propios hijos– como un impostor que engañó a miles de fieles y un hombre que pasará a la historia como un auténtico monstruo.

Así lo considera el vaticanista José Manuel Vidal, quien desde el año pasado ha investigado el paradero y la vida de los hijos y las mujeres de Maciel: "estos chicos han guardado silencio, esperado desde hace más de un año que los legionarios les dieran dinero, y como no han soltado la cantidad solicitada, han terminado por hablar. Es legítimo pedir dinero para reparar el daño, pero haber estado dispuestos a callar no es correcto".

Vidal descubrió el año pasado la existencia de Norma, la hija reconocida por los legionarios de Cristo que vive en la lujosa urbanización de Los Madroños, en Madrid, y poco tiempo después tuvo conocimiento de la existencia de Raúl, Omar y Christian. Sobre los cuatro ha publicado desde entonces reportajes y análisis: "los legionarios ya no están dispuestos a pagar dinero por silenciar cosas para cuidar la imagen de Marcial Maciel, una imagen ya bastante quemada, que lo coloca a la altura de un monstruo".

Legítimo, que hijos pidan herencia

Para el vaticanista autor de libros como Benedicto XVI: el Papa enigma, el hecho de que Raúl, Omar y Christian no hablaran desde el principio claramente de sus intenciones monetarias los perjudicó: "hubiera sido mejor que reconocieran de entrada sus exigencias económicas para reparar el daño causado. Los legionarios han utilizado ese ocultamiento para justificarse y señalar un intento de chantaje. Estos muchachos merecen esos 26 millones de dólares y más; el problema es que no lo expusieron a la opinión pública".

Considera que es legítimo que los hijos busquen la herencia de su padre, para lo cual deberán someterse a una prueba de ADN que es concluyente. El problema, según explica, es que legalmente no está claro que los legionarios de Cristo estén obligados a darles algo: "ellos seguramente ya hicieron la separación de los bienes para tener a buen recaudo todo en favor de la legión. Además, los sacerdotes no pueden heredar, según el derecho canónico. Es muy difícil que estos muchachos obtengan herencia, tal vez sólo una compensación o pensión vitalicia, como en el caso de Norma".

A Vidal el tema del dinero le parece secundario: "lo principal es la exhibición de la podredumbre de un caso que salpica directamente al papa Juan Pablo II, a quien se intenta santificar. No se puede seguir tapando la bendición que Wojtyla dio a Maciel. Allí están las fotos comprometedoras".

Desde su punto de vista, está claro que las víctimas no se quedarán con los brazos cruzados, e intentarán conseguir lo que les corresponda por medios legales como un juicio civil. Según cálculos publicados, la legión puede contar con una fortuna de entre 20 mil y 30 mil millones de dólares: "no será complicado demostrar que Maciel disponía de todo el dinero, de las cuentas bancarias en paraísos fiscales, de las propiedades y de todo el dinero donado por sus fieles".

Según sus informaciones, el Vaticano está pidiendo a los legionarios la damnatio memoriae; es decir, condenar la memoria del fundador, para evitar ser disueltos: "cuando más enfangado esté Marcial Maciel, incluso a nivel interno, mejor para ellos. Ya no hay por dónde defenderlo. Ya no pueden remitirse ni a su figura, ni a su carisma, ni a sus obras, ni a nada".

En los resultados de la auditoría que el Vaticano realiza a los legionarios de Cristo, según Vidal, no existe la intención de desaparecer la orden: "por el contrario, tal y como están las cosas, no los van a suprimir. Nombrarán un delegado pontificio o varios", o harán "una transición entre la actual cúpula y una nueva, pilotada desde Roma".

Lo que no está claro, según el vaticanista, es que el papa Joseph Ratzinger exija a la actual cúpula de los legionarios, encabezada por Álvaro Corcuera, que reconozca su complicidad en el encubrimiento de las fechorías de Maciel.

"El cáncer en la legión estaba mucho más extendido y era más evidente para la cúpula de lo que en principio parecía. Todos estaban al tanto de las relaciones que sostenía con esas mujeres y sus hijos, la que vive en Madrid y los que radican en México y todos los demás que vayan saliendo. Realmente este hombre era un monstruo por abusar de sus propios hijos. Hay que ser muy monstruo para hacer algo así. No tenía límites."

Señaló que algunas de las actuales intenciones de los legionarios es justificar a Maciel diciendo que estaba enfermo de sus facultades mentales: "mientras lo bendecían y alababan con un culto a la personalidad absoluto, nadie dijo eso. Es una vergüenza. Los legionarios de Cristo han quedado irremisiblemente dañados. Vayan por donde vayan, la gente recordará que la legión fue fundada por un delincuente, un facineroso. Ese estigma no se borra con nada, ni con dinero, ni peticiones de perdón retóricas".

Tomado de: Periódico La Jornada del domingo 14 de marzo de 2010.

Fuente:Caballerodelaimmaculada
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