viernes, 4 de marzo de 2011

Análisis a Fondo: encuentro desencontrado (Felipe Calderón y Barack Obama) / Francisco Gómez Maza


Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México, está de visita hoy en Washington, la capital de los Estados Unidos de Norteamérica. Su anfitrión, el presidente Barack Hussein Obama, presidente del país más poderoso del mundo. Una visita, digamos, acelerada por el asesinato de un agente del servicio estadounidense de inmigración y aduanas (ICE). Dos visiones, dos tácticas, dos estrategias encontradas, disímbolas frente a la inseguridad hemisférica, trastocada por la confrontación de ambos gobiernos con la delincuencia organizada y específicamente con los cárteles del narcotráfico.


Independientemente de lo que realmente haya en los entretelones del encuentro de los presidentes, de qué están conversando. Sólo disponemos del contenido del comunicado de prensa de la Presidencia de la República de México, el pasado 23 de febrero: “Los Mandatarios se reunirán en la Casa Blanca el jueves 3, a fin de seguir profundizando su intenso diálogo sobre los temas prioritarios de la relación y los asuntos regionales e internacionales de interés común. Será su quinto encuentro bilateral desde enero de 2009, además de los contactos sostenidos en el marco de reuniones multilaterales. La visita la inició el miércoles 2.


En la agenda, Calderón tiene anotada una reunión con John Boehner (Republicano de Ohio), presidente de la Cámara de Representantes. Además de una conferencia sobre los avances y políticas de su gobierno y las perspectivas de la economía nacional. También un encuentro con dirigentes de empresas con sede en Estados Unidos, ante quienes expondrá las oportunidades que México ofrece como socio comercial y destino para la inversión productiva. Esto es lo oficial. Para el consumo público.


Pero dejando de lado las especulaciones, todos los analistas que dan seguimiento a la marcha de las relaciones entre los gobiernos de ambos países coinciden en que éstas no marchan. Han sufrido los estragos de los costos humanos y financieros de la guerra contra las drogas en México; de las filtraciones de los cables diplomáticos entre la embajada estadounidense en México y el Departamento de Estado, contradictorias al discurso público de la Casa Blanca, divulgados por WikiLeaks; el contrabando impune de armas de asalto de las armerías estadounidenses a manos de los cárteles del narcotráfico, y la ola de racismo contra los migrantes mexicanos en territorio gringo.
El horno, pues, está incendiándose. Frustraciones por ambos lados. Obama no está nada feliz con lo que consideran sus analistas y estrategas ineficiencia e ineficacia del gobierno de Calderón en el combate a los criminales, ineficiencia que se mide por el creciente número de muertos en las calles mexicanas, los secuestros, los ataques – y asesinatos - contra los defensores de los derechos humanos; el lavado de dinero sucio. Calderón está indignado porque la Casa Blanca no hace lo imposible por detener la venta de armas de alto poder en las armerías sobre todo de los estados fronterizos. Y México se queja: ellos (Estados Unidos) ponen las legiones de adictos a las drogas ilícitas y las armas. Nosotros, los muertos. (35 mil 694 hasta la noche del martes, de acuerdo con conteos periodísticos).


Hizo agua todo, sin embargo, con el más reciente asesinato. El del agente del ICE, Jaime Zapata. Este hecho corroboró las dudas estadounidenses sobre la capacidad de las fuerzas policiales y militares mexicanas para controlar la violencia. Por ello, llamó la atención la vertiginosa aprehensión del presunto asesino, y la felicitación de Obama al gobierno de Calderón por la eficiencia mostrada. Pero dejó un mal sabor de boca. Una reunión presidencial marcada por las frustraciones de las partes.


De acuerdo con un reporte de la BBC de Londres, encargado a sus corresponsales en México y Washington, Calderón pretende convencer a Obama de que tiene que enfrentar a los criminales en su territorio. Entre tanto, desde la perspectiva de Washington, la reunión sirve para evaluar los resultados de la “inversión” estadounidense en la seguridad de México. Los analistas esperan que Washington presione por más reformas estructurales a los cuerpos de seguridad y las instituciones judiciales.


Pero... pero, de qué están hablando Obama y Calderón mientras usted, amable lector, lee este diario, o está de visita en este blog, o en esta página web. Quizá no lo sabremos. Y el río de sangre seguirá corriendo a razón de por lo menos una veintena de muertos cada día. En realidad, los temas fundamentales de la relación – los que tienen que ver con la economía, con las olas de migrantes mexicanos tan necesarios para el aparato productivo estadounidense, pero salvajemente satanizados y criminalizados – están siendo analizados de paso. Lo que importa a ambos presidentes ¿es acabar con las sospechas y los malos entendidos? Ah, y con el doble discurso. Calderón está encarrerado en una guerra que le ha costado harto a él y a su partido. Pero que no puede parar. Ya no. Obama está más preocupado por apoderarse del petróleo de Libia, como su sucesor – y él mismo – lo hicieron con el de Irak. Una reunión de protocolo, simplemente.




Reportero de Excélsior, renunció junto a Julio Scherer para fundar Proceso. Antes en El Financiero y en El Universal. http://analisisafondo.blogspot.com analisisafondo@gmail.com

Fuente:Análisis a Fondo
gurú político


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