lunes, 21 de marzo de 2011

Fuera de control.


Por Aldo M. Etchegoyen.
Buenos Aires.

Lo sucedido en Japón conmueve al mundo. Las noticias actuales giran en torno a la lucha de quienes, a riesgo de sus vidas, procuran el enfriamiento de los reactores nucleares para evitar que se funda el núcleo con el grave peligro de liberación de material radiactivo y las consecuencias para la población.

Años atrás tuve la oportunidad de participar en un encuentro internacional organizado por el Consejo Mundial de Iglesias sobre el tema: Energía Nuclear y Carrera Armamentista. Todavía recuerdo las palabras de los expertos que nos decían: Los laboratorios que trabajan en el diseño de nuevas armas nucleares manejan tres elementos importantes, mayor poder, mas velocidad y mejor precisión (puntería).

Otra cosa que subrayaban con claridad: El poder nuclear es más potente que los medios de seguridad para contenerlo y ponían como ejemplo lo sucedido en Chernobyl cuando una planta nuclear salió de control provocando fuerte contaminación, mortalidad y desplazamiento poblacional.

Hoy, la planta nuclear en Fukushima nos ofrece otro ejemplo de ese fenómeno que se concentra en la urgencia por el enfriamiento del poderoso núcleo. En otros lugares del mundo se actualiza la importancia de revisar los controles o en Alemania donde se mueven hacia el cierre de algunas centrales nucleares.

Se me ocurre pensar que este asunto puede tener otras derivaciones de análisis para comprender como el poder escapa del control para provocar serios daños sociales o económicos.

En pocos días recordaremos cuando se descontroló el poder militar en nuestro país y dejo profunda huella de sufrimiento, dolor y muerte. ¿El terrorismo de estado no es acaso el descontrol del poder político, económico y militar?

Lamentablemente ese descontrol ha formado parte de la historia de nuestro país, vale el ejemplo de comunidades indígenas que fueron masacradas para robar sus territorios tanto en el sur como en el norte siendo sus integrantes los primeros desaparecidos. Descontrol del poder que pisotea leyes y derechos nacionales o internacionales.

Es el mismo descontrol que ha venido sucediendo últimamente cuando poderosos terratenientes en complicidad con funcionarios políticos, judiciales y policiales avanzan con sus topadoras sobre pequeños campesinos, quemando sus ranchos y elementos de trabajo o efectos personales como réplica de aquella mal llamada conquista del desierto. Tener y ganar mas ¡!

Resuenan aún las consecuencias de lo sucedido en la Comunidad La Primavera en Formosa quedando en deuda las soluciones de fondo como los títulos de sus tierras, la salud y el pleno respeto a sus derechos.
Me duele pensar en los muchos otros ejemplos de este grave problema como la actual novedad de la muerte de mujeres quemadas por el descontrol machista. Podría hablar también de la explotación minera a cielo abierto, o del gatillo fácil pero no quiero cansar.

Tener el poder implica una directa responsabilidad, servir con ese poder al bien de la vida en toda su plenitud.+ (PE)
PreNot 9407
110321

Fuente: Ecupres

No hay comentarios:

Publicar un comentario