domingo, 11 de diciembre de 2011

CELAC: Latinoamérica para los latinoamericanos.





La capital de Venezuela vistió sus mejores galas para acoger, durante los dos primeros días de diciembre, el nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un acontecimiento que podría marcar un antes y un después en la historia del subcontinente.
Para la fundación del bloque acudieron a la capital venezolana los gobernantes de 32 países de América Latina y El Caribe, quienes -con el presidente Hugo Chávez-, dieron forma y contenido real al sueño del Libertador, Simón Bolívar, de formar una sola nación desde México hasta la Patagonia.
Pero el Congreso Anfictiónico convocado por Bolívar para 1826 en Panamá fue frustrado, por las potencias europeas y por Estados Unidos, y por no pocos de sus adalides en nuestras tierras, y el panamericanismo promovido por Washington encontró terreno fértil para asentarse y florecer.
La CELAC es un punto de llegada después de 200 años de batalla, pero también es un punto de partida, señaló el presidente Chávez, durante una conversación con periodistas en el Palacio de Miraflores.
Es un paso adelante para lograr mayor autonomía, para que los latinoamericanos no tengan que ir a Washington para resolver sus propios problemas, dijo por su parte el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a su llegada a Caracas.
“Es hora de un foro más propio, más nuestro, más cercano a nuestra realidad, sin los sesgos en favor de Norteamérica; sin los atavismos históricos que tiene el sistema interamericano actual”, señaló Correa.
Una larga gestación
Heredera del acervo acumulado por el Grupo de Río y por las cumbres de América Latina y El Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), la CELAC es el resultado de muchas reuniones y trabajos previos desde que los países de la región decidieron su creación el pasado año en Cancún, México.
Todos esos esfuerzos, animados por una voluntad común de concertación y de búsqueda de la unidad, dejando a un lado las diferencias, se concretaron el sábado 3 de diciembre con la adopción por consenso, por los 33 dignatarios, de los acuerdos que dieron vida a la nueva organización regional.
En su esencia, la CELAC es un mecanismo de diálogo y concertación que, “conforme al mandato originario de nuestros libertadores”, está llamado a avanzar en “el proceso de integración política, económica, social y cultural, haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos”.
Único mecanismo de diálogo y concertación que agrupa a los 33 países de América Latina y El Caribe, la CELAC “es la más alta expresión de nuestra voluntad de unidad en la diversidad”, expresa la Declaración de Caracas, aprobada por los dignatarios latinoamericanos y caribeños.
Asimismo, los mandatarios se manifestaron convencidos de que “la unidad e integración política, económica, social y cultural de América Latina y el Caribe constituye, además de una aspiración fundamental de los pueblos, una necesidad para enfrentar con éxito los desafíos que se nos presentan como región”.
Los documentos aprobados
Además de la Declaración de Caracas, los gobernantes reunidos en la capital venezolana aprobaron también el Plan de Acción para 2012 y los estatutos y los Procedimientos para el funcionamiento orgánico del bloque.
En relación con los procedimientos, el presidente Hugo Chávez aclaró, al someterlos a la aprobación del resto de los mandatarios, que durante las jornadas previas no se pudo llegar a acuerdo sobre uno de sus puntos.
El documento establece que la CELAC adoptará sus decisiones por consenso en todas sus instancias, pero Ecuador propuso se añadiera la posibilidad de que, en caso de que no se lograra, se pudiera llegar a un acuerdo por una mayoría calificada de cuatro quintas partes de los miembros del bloque.
La delegación ecuatoriana argumentó que se debía impedir que decisiones importantes para la mayoría de países no pudieran ser adoptadas por la discrepancia de una o varias naciones, como ocurre -por ejemplo- en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Al respecto, las opiniones estuvieron divididas y, finalmente se acordó -por consenso- que el tema pasara a la troika para que continúe su análisis y lo presente en citas posteriores del bloque.
Previamente se había conformado esa troika por Venezuela, como país saliente, Chile, que asume a partir de ahora la presidencia pro tempore de la CELAC, y Cuba, designada por aclamación y consenso como sede de la cumbre de 2013.
También quedó en manos de esa troika la propuesta formulada por el presidente panameño, Ricardo Martinelli, de crear una secretaría general de la CELAC, para lo cual ofreció a su país como sede.
Asimismo, deberá analizar la propuesta de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, de incorporar a ese trío un representante de los 14 países caribeños de habla inglesa y francesa, integrantes de CELAC.
Finalmente, fueron aprobados también 18 comunicados especiales, sobre temas referidos a las islas Malvinas, seguridad alimentaria y nutricional, especulación financiera y precios de los alimentos, derechos humanos de los inmigrantes, solidaridad con Haití y la estrategia de seguridad en Centroamérica.
Otros aluden a la Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, y contra el bloqueo estadounidense a Cuba.
Latinoamérica para los latinoamericanos
En relación con la CELAC, Carlos Álvarez, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), opinó que su creación marca “el principio del fin de una etapa de la historia de América Latina”.
“Empezamos a pensar el mundo y Latinoamérica con nuestros propios ojos, dejamos de ser pensados por otros y empezamos a ser nosotros mismos y a pensar en nuestro propio desarrollo y nuestro propio devenir”, señaló.
El funcionario internacional resaltó la inclusión de los países caribeños, algo que calificó de imprescindible para lograr la efectividad de un nuevo modelo de integración.
“Dejamos de ser el patio trasero de un mundo dominado por las súper potencias o por algún poder hegemónico y esto determina que hay ahora un mundo muy multipolar y multilateral y ahora somos sujetos de la historia y no objeto” precisó el secretario general de Aladi.
A su juicio, con la CELAC se deja atrás la doctrina Monroe de 1820, y su lema “América para los Americanos” y se instaura una nueva era de “Latinoamérica para los Latinoamericanos”.
Con ese criterio coincidió la Fiscal General de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, quien opinó que esa sentencia surgida en 1823, atribuida al entonces presidente de Estados Unidos James Monroe, tenía la supuesta intención de impedir intromisiones europeas en el continente americano.
Sin embargo -explicó-, la cruda realidad revelaría que el ominoso eslogan sería el justificativo de la nación norteña para intervenir mayormente en perjuicio de los países que decía defender, al punto de pretender imponer siempre la última palabra en las decisiones de los Estados americanos.
La creación de la CELAC, dijo la Fiscal, marca el principio del fin de esa hegemonía, porque se trata de una organización cuyos principios están fundados en la concertación política y la integración en pro de paz, justicia y dignidad, lo que para muchos constituye la realización del sueño del Libertador Simón Bolívar.
Es “un hecho histórico, firme y decidido, hacia la realización del sueño de una comunidad unida, solidaria, realmente grande, lo que celebramos porque estamos conscientes de que ahora Latinoamérica y el Caribe serán solo para los latinoamericanos y los caribeños”, afirmó Luisa Ortega.
Por primera vez en la historia, vamos a tener una organización de nuestra América, había dicho poco antes el presidente de Cuba, Raúl Castro, a su llegada a Caracas para asistir a la cumbre fundacional del bloque.
Si funciona y si tiene éxito (pues no se trata solo de crearla y ponerle nombre, dijo), se puede considerar el más grande acontecimiento de los últimos 200 años, afirmó el jefe de Estado cubano.

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