lunes, 19 de diciembre de 2011

A la busca y captura de Jesús.


El Evangelio de Marcos silencia toda referencia al nacimiento o a los primeros años de Jesús. Mucho más temprano que Mateo y Lucas, y muy próximo a los hechos, Marcos configuró el esqueleto de su obra ciñéndose únicamente a ciertos sucesos históricos, los más determinantes en la andadura de Jesús y los más significativos para la comprensión de su proyecto.
Entre ellos, encontramos la primera nota sobre la familia de Jesús. No es idílica. Sí, en cambio, esclarecedora para conocer el pensamiento de sus miembros respecto al hombre de Nazaret y su mensaje:
  • “Al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano pues decían que había perdido el juicio” (Mc 3,21).
El breve apunte resulta chocante por su acento despectivo. Mateo y Lucas lo omitieron sin más. Jesús aparece tachado de elemento peligroso por supuesta demencia. No es lo que el lector espera. Tampoco responde al criterio actual más extendido acerca de los familiares del principal protagonista del evangelio. Pero la anotación de Marcos no busca sorprender, sino servir de correa de transmisión al mensaje mostrando el posicionamiento real de cada personaje respecto a él.
La concisión del texto avisa de su profundidad. Escanearlo permite penetrar con detalle en su hondo calado.
LOS SUJETOS
Los protagonistas de la acción están descritos con una fórmula intencionadamente imprecisa: Los suyos. El contexto aporta claridad suficiente para identificar a los sujetos principales del grupo aludido:
  • “Llegó su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar” (v.31).
A pesar del dato, el conjunto no se reduce a madre y hermanos. La expresión usada por Marcos para referirse a la totalidad del mismo: los suyos (οἱ παρ᾿ αὐτοῦ) tiene un sentido amplio. Indica proximidad (“los junto a él”) y posesión (“los de él”). Invita a pensar, además de en sus familiares directos, en personas próximas a él por parentesco o vecindad, con pretendida capacidad para interferir en sus planes.
Pero lo más curioso de esa fórmula: “los de él” (οἱ παρ᾿ αὐτοῦ) es su evidente contraste con otra, “los con él” (οἱ μετ᾿ αὑτοῦ), que arranca en el relato anterior a este que comentamos (3,14) y Marcos utilizará a partir de ahí como expresión técnica para identificar al grupo de discípulos (4,36; 5,18. 37.40).
Cada colectivo ha quedado definido. Los de él no coinciden con los con él.
LA ACCIÓN
Marcos traza el movimiento emprendido por los familiares con un simple verbo: “se pusieron en camino” (ἐξῆλθον) que implica decisión compartida, alude a distancia del lugar donde se halla Jesús y supone una finalidad concreta.
EL OBJETIVO
Los familiares tienen como único objetivo la busca y captura de Jesús.
No han faltado traducciones que dulcifican el sentido de la expresión griega empleada por Marcos, κρατῆσαι αὐτόν (“echarle mano”), descargando al verbo de su patente agresividad. Proponen lecturas como: “hacerse cargo de él”. El rebaje canta. Baste saber que se trata del mismo verbo utilizado repetidamente en la escena del apresamiento de Jesús (Mc 14,44.46.49).
Es legítimo admitir la intención protectora de los familiares. Pero esa misma idea confirma que, además de conocer su proyecto y el peligro que representaba, el clan familiar se opuso radicalmente a él y actuó con determinación para abortarlo.
LA RAZÓN
La praxis de Jesús ha llevado a su familia a una evidente conclusión. La ponen de manifiesto (“decían”; ἔλεγον):
  • “que había perdido el juicio”.
Con ese diagnóstico tan escueto justifican una actuación coercitiva Para ellos, la cabeza de Jesús no controla su actividad. Se sienten, por tanto, legitimados para controlarle a él.
Respecto al dictamen sobre la demencia de Jesús, conviene observar la llamativa coincidencia de sus familiares con los líderes llegados desde Jerusalén:
  • “Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo (ἔλεγον):
  • Tiene dentro a Belcebú” (v.22).
También desde la capital se detectó el peligro. Líderes y familiares acuden a neutralizarlo. Unos, mediante el uso de medios efectivos: la publicidad engañosa (3,22-30); otros, con los medios a su alcance: obligándole a regresar al redil familiar tradicional.
EL MOTIVO
La pregunta surge con inmediatez: ¿Qué acción tan arriesgada ha llevado a cabo Jesús para merecer tan enérgicos movimientos contra él?
El inicio del versículo que analizamos obliga a indagar sobre dicha acción:
  • “Al enterarse” (καὶ ἀκούσαντες).
Con este apunte de Marcos, la pregunta anterior cobra dinamismo: ¿Qué han oído? ¿Cuál es la noticia?
El verso anterior no aclara la cosa, aunque algo sugiere:
  • “Fue a casa, y se reunió de nuevo tal multitud de gente que no podían ni comer” (v.20).
Casa alude a colectivo de personas. La casa mencionada aquí, a distancia de la conformada por el clan familiar (los de él), señala el espacio propio de sus amigos, los con él, y aparece ejerciendo un atractivo especial sobre un enorme gentío. La multitud pertenece a la casa institucional, la casa de Israel.
La concentración de las masas a las puertas de la casa no explica directamente la razón que ha motivado la alarma en familiares y líderes de la capital. Tampoco justifica el juicio compartido por ellos sobre la locura de Jesús. Pero sí subraya la existencia de un reciente acontecimiento cuya repercusión social ha elevado el nivel de preocupación de unos y otros.
En su enfrentamiento con la ideología oficial, que Jesús no rehuye:
  • “Él los convocó” (v.23),
el Galileo mencionará otra casa. Se trata de la ocupada por el sistema poderoso (“el fuerte”):
  • “Pero no, nadie puede meterse en la casa del fuerte y saquear sus bienes si primero no ata al fuerte; entonces podrá saquear su casa” (v. 27).
El sistema de poder, el fuerte, se ha fortalecido a costa de debilitar al pueblo. Su poder parece inviolable. Solo cabe inutilizar al sistema con una alternativa que evidencie mayor fortaleza que la suya. Jesús ha dado con la clave. Quien libera demuestra superar al poder que hace esclavos. Una casa alternativa caracterizada por la libertad y la igualdad declara la impotencia del fuerte. La libertad y la igualdad bloquean al fuerte y posibilitan saquear su casa.
El saqueo de la casa del fuerte está representado por la multitud atraída por las expectativas que ofrece una realidad alternativa: la casa del Galileo y los con él.
LA CLAVE
La familia de Jesús y los representantes de la ideología oficial consideraron que la locura de Jesús desestabilizaba el orden establecido, el que representaba la cordura con la que unos y otros estaban alineados.
Los movimientos de los personajes colectivos, multitud, familia y líderes apuntan a un suceso hondamente subversivo como desencadenante de sus actuaciones.
Encontramos tal acontecimiento en el relato precedente:
La Constitución de los Doce (Mc 3,13-19).
La Constitución de los Doce está lejos de ser un asunto de organización interna de los discípulos. La lectura de la Constitución de los Doce como ordenamiento de una estructura de poder religioso olvida la resonancia que tuvo tal movimiento estratégico de Jesús y se desentiende de la agresividad con que familia y representantes de la ideología oficial respondieron a él.
El fuerte atractivo de la constitución de los Doce reside en su novedad social, una realidad capaz de proporcionar la solución definitiva al régimen de esclavitud padecido por el pueblo.
Los líderes intentan desacreditar a Jesús ante ese pueblo porque comprenden que, perdiendo el control sobre la gente, el poder se les va de las manos.
La decisión de los de él, madre, hermanos y otros allegados, informa de que no basta la proximidad. Ser de los con élentraña haber optado por su proyecto.
Fuente: ATRIO

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