martes, 17 de enero de 2012

Los medios ¿están presionados por la Iglesia Católica Romana?



Por Domingo Riorda.

 Una reciente investigación realizada por CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) demuestra la fuerte influencia de la jerarquía de la Iglesia Católica Romana en los políticos componentes del Congreso de Argentina.
La nota firmada por la periodista Mariana Carbajal y  publicada en Página 12 el sábado 14 de enero, detalla los resultados del trabajo del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-Piette), dependiente del Conicet, que fue dirigido por los investigadores Juan Esquivel y Juan Marco Vaggione. 
Se toma como aspecto positivo que diputados y senadores demuestran una mayor autonomía de las disposiciones emitidas por la ICR de tal forma que “un extenso sector de senadores y diputados, la mayoría afirma que votaría a favor de los proyectos de fertilización asistida (84 por ciento), identidad de género (75 por ciento) y despenalización del aborto en las primeras doce semanas de gestación (64 por ciento), iniciativas resistidas por la jerarquía católica, cuyo tratamiento quedó pendiente para este año”   
Registrado ese importante dato no debe pasarse por alto la opinión del investigador Juan Esquivel, en la misma nota de Pagina 12, quien detalla que  “Casi la totalidad de los legisladores cree que las convicciones religiosas de los parlamentarios influyen en los contenidos de los proyectos de ley y en las votaciones del Congreso Nacional”
De allí la pregunta que planteamos sobre los medios “¿están presionados por la Iglesia Católica Romana?”
Se pueden enlistar varios aspectos sobre ese particular, pero el asunto que más llama la atención es lo que PE/Ecupres  planteó como “Caso Ferrer” en su amplio informe del 12 de enero.
Juan Manuel Ferrer es un pastor de la Iglesia Metodista Argentina, profesor, teólogo, a quien la Editorial San Pablo le solicitó que escribiera un libro  sobre sexualidad que se llamó “Parejas y sexualidad en la comunidad de Corinto”  para la sección “Senderos bíblicos” que dirige Andrea Hojman.
Luego que se publicó y fue distribuido alguien envió una carta al Cardenal. William Levada, norteamericano, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe objetando esa decisión de la Editorial. Levada elevó una  comunicación a las autoridades del Editorial San Pablo afirmando que ese libro tenía  "opiniones contrarias a la doctrina de la Iglesia acerca de la sexualidad"     y les pidió actuar al respecto. Los directivos de San Pablo decidieron sacar el libro de Ferrer de circulación y del catálogo editorial.
La primera reacción pública, crítica,  fue un artículo del diario El País, de España, con la firma de Alejandro Rebossio, corresponsal de ese medio en Buenos Aires. De allí en adelante abundaron notas en las páginas de la web provenientes de distintos sectores y varios países. Por su parte Ferrer recibió buena cantidad de entrevistas radiales, entre ellas de Caracoles de Colombia. En Argentina solo Clarín, en la sección Sociedad y los Andes de Mendoza se hicieron eco de lo ocurrido.
Conocido el tópico, los medios escritos, televisivos y radios de gran alcance ignoraron el “Caso Ferrer”. Silencio absoluto. Surgen los interrogantes sobre la mudez mediática.
¿Se lo tomó como un asunto meramente religioso? ¿Los metodistas, junto a otras iglesias evangélicas-protestantes, son muy activas socialmente y no hay que darles espacio mediático en el área del pensamiento autónomo y propio? ¿Hubieran actuado de la misma forma si el censurado era católico romano y no evangélico? ¿Fue despreciado porque era argentino? Vale mencionar que en esos días no hubo noticias atrapantes que  desalojaran otras consideradas de menor valor.
El silencio absoluto autoriza a levantar la hipótesis de la fuerte influencia de la jerarquía católica romana en los medios, similar a lo que revela  la investigación de Conicet para los políticos y políticas. No hace falta una orden o sugerencia directa para que eso ocurra. Está en el inconsciente colectivo. Se puede publicar las disidencias dentro del catolicismo romano, como ocurre con algunos curas, monjas  y organizaciones de base, pero no las diferencias con otras iglesias.
Publicar  que hay otras formas de entender el cristianismo es presentar un pensamiento cuestionador en cuanto a estilos de vida y aproximaciones socio políticas. Es colocar en la palestra la falsa promoción de que el catolicismo se encuentra en el verdadero ser argentino, o latinoamericano o como insiste el Vaticano en que es el ser Europeo. Es decir, es  jaquear el imperialismo cristiano que la jerarquía eclesiástica forjó en los arreglos con Constantino.
Por otra parte, en el “Caso Ferrer”, se repite y fortalece la propuesta de colocar a las personas como permanentes integrantes del Jardín de Infantes que habla  María Elena  Walsh. “Todos tenemos el lápiz rojo y una descomunal goma de borrar ya incrustada en el cerebro”  El discurso único que está metido en la economía/socio política  también lo está en otras áreas de la vida.  En tiempos donde se destapan tantas atrocidades ocurridas en la Dictadura cívico-militar, incluida la quema de libros, es un serio atraso que los medios colaboren para que asuntos como el “Caso Ferrer” se mantenga en la ignorancia.+ (PE)  

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Fuente: Ecupres

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