jueves, 31 de diciembre de 2015

Año nuevo: luz y vida nueva.


Mensaje por el nuevo año del Arzobispo Juan Carlos Urquhart de Barros


De la noche a la mañana no se pueden ejecutar los cambios que por siglos necesita muestro mundo; pero debemos aceptar que el pequeño aporte de cada persona será la diferencia.

Todos los días y a cualquier hora, es el momento ideal para comenzar el cambio interior de vida. Como estamos acostumbrados al rigor y a la imposición social, en todo caso este cierre de año y comienzo de uno nuevo, puede ser una excusa ideal para ejecutarlo, ¡aprovechemos!

Cerrar un ciclo (un año) nos obliga a una reflexión profunda y un balance; en el cual se destacan frutos positivos y algunos negativos, los últimos, madurados y en el tiempo, también tendrán su aporte positivo. Por lo tanto siempre vale la pena vivir y todo contribuye por sabiduría divina a la formación integral de la persona.

Abrir un ciclo (comenzar un año) nos obliga a soñar. Un cristiano debe ser un hombre o una mujer de sueños, porque la fe nos invita a ello: soñar es el primer paso de la creatividad y el segundo es preparar el terreno para aplicar el tercero: la acción. Qué hacer, cómo hacer y hacerlo.

El Dramaturgo T.S.Eliot dijo: ¡Sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se puede llegar”
El poeta Antonio Machado complementó: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”
Y desde estas ideas, les aconsejo como reflexión, de fin y apertura de nuevo ciclo: la frase del Teólogo Lactancio del siglo III: “Donde el miedo está presente, la sabiduría no puede existir”. Así como las palabra de Jesús: “Levántense, no tengan miedo” (Mt. 17, 7 BL)

La Sagradas Escrituras nos aconsejan a través de Josué (1:7-9 BL) “¡Sé valiente y ten ánimo! Trata de observar en todos sus puntos la ley que te dio mi servidor Moisés. No te apartes ni a la derecha ni a la izquierda, y tendrás éxito por donde vayas. Releerás constantemente este libro de la Ley. Lo meditarás día y noche para que actúes en todo según lo que allí está escrito: de ese modo llevarás a cabo tus proyectos y tendrás éxito. Esta es mi orden: Sé valiente y ten ánimo; no tiembles ni tengas miedo; Yavé tu Dios está contigo adonde quiera que tú vayas”.

Sea para un cristiano o para cualquier persona de buena voluntad que practique el lenguaje del amor, aprovechar este corte numérico de los días para iniciar un ciclo de esperanza: “romper de una vez por todas la identificación tan frecuente a lo largo de la historia, entre cristianismo y conservadurismo, entre religión católica e integrismo, entre fe cristiana y fanatismo, por ser contraria al núcleo del evangelio.”

Como Cristianos debemos tener en cuenta que los cambios fuera de nosotros, en la Sociedad, en la casa compartida por todas y todos, se realizan por la vía política y en democracia, y si queremos un cambio auténtico para este 2016 que recién arranca, debemos apostar a la democracia y hacer uso del instrumento para el cambio que somos cada uno de nosotros y accionar. Los laicos desarrollando sus mejores potencialidades para el servicio público y los pastores asesorando a todos y todas por igual, desde la ley del amor.

No podemos avalar a una sociedad injusta y desigual, en la que los pobres y las mayorías oprimidas ven mermados e incluso negados sus derechos en favor de los privilegios de una minoría, como Cristianos tenemos que estar a la cabeza por la lucha en proclamar y denunciar: la incompatibilidad entre evangelio y acumulación; entre amor cristiano y desigualdades sociales; entre caridad e insolidaridad.

Como personas de buena voluntad, que ésta fecha festiva del año, no quede simplemente en un choque de copas y vasos, como todos los comienzos de año, sino que realmente se concrete ese comienzo del cambio tan necesario para la persona y para la construcción de ese mundo posible: que todas y todos soñamos, en el cual la Paz sea nuestra Luz.

“Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

Que Dios Padre y Madre de todas y todos nos bendiga ricamente.

¡Feliz año nuevo 2016!

Juan Carlos Urquhart de Barros
Arzobispo

Iglesia Episcopal Antigua de tradición Católica y Apostólica.

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