miércoles, 25 de mayo de 2016

¿Cómo puede frenarse la corrupción?



Enrique Orellana (Chile)

La Biblia condena la corrupción y otros textos

Inicio envío con palabras de Juan Pablo II:
” Cada ciudadano tiene derecho a participar en la vida de la propia comunidad. Esta es una convicción generalmente compartida hoy en día. No obstante este derecho se desvanece cuando el proceso democrático pierde su eficacia a causa del favoritismo y de los fenómenos de corrupción, los cuales no solo impiden la legítima participación en la gestión del poder, sino que obstaculizan el acceso mismo a un disfrute equitativo de los bienes y servicios comunes”.

La corrupción se ha vuelto un tema actual. Sin duda. No es moda impuesta de farándula por los medios de comunicación, por el contrario, es un hecho social tanto local como ahora global. No porque antes no existiera, ni mucho menos, sino porque nuestro lento caminar hacia la democracia hace que ahora por diversas circunstancias en Chile- no siempre demasiado éticas- estén emergiendo abundantemente una serie de casos de corrupción que antes – en tiempos de dictadura militar – quedaban en el anonimato y en el silencio. Lo cierto es que hoy una de las principales causas de la turbulencia política en Chile es la corrupción manifestada en colusión, cohecho, fraude, engaños, prevaricación, dineros ilegales en campañas políticas, generadores de la pobreza material, moral y espiritual existentes, tanto provenientes desde el ámbito privado, como público y religioso: es la corrupción, que existe entonces en todos los niveles, desde el alumno que hace trampas en los exámenes y el pequeño comerciante que hace trampas en las pesas hasta los políticos situados en la cúspide del poder, asimismo del empresario que atrapa al débil en el fácil dinero, hasta abusos sexuales en instituciones impensables y/o u otras con silencios impresionantes.

Acompaño una serie de Textos Bíblicos que puedan ayudar al cristiano o no cristiano y personas de buena voluntad a comprender que la corrupción (no solo la de los funcionarios) es un auténtico pecado que va contra la voluntad de Dios, para los creyentes, y porque es una forma de hurto que atenta contra los derechos del prójimo y contra el bien común de la sociedad.

Empecemos por unas definiciones muy sencillas. Entendemos aquí por “corromper” el hecho de quebrantar la moral de la administración pública o de los funcionarios, en especial haciendo que un empleado público o un juez obre en cierto sentido de una manera que no va de acuerdo con la moral y el bien público. Términos algo parecidos son el fraude, el soborno, la mordida y el cohecho. El fraude, por ejemplo, seria el engaño hecho con malicia con el cual alguien perjudica a otro y se beneficia a si mismo. También nos hacemos la pregunta ¿Qué es ser corrupto? El término corrupción procede del concepto de podredumbre, descomposición, putrefacción, que es el proceso natural de la degradación de un organismo biológico tras su muerte. En el caso al cual no referimos, se entiende por corrupción una conducta inmoral y contrario a los valores cristianos, o sea muerte espiritual.

Podemos identificar como corrupción cualquier acción de deshonestidad, falta de integridad, maldad, pecado: también se cataloga corrupción la explotación del jornalero, el hacer coimas, acudir al chantaje, cualquier tipo de extorsión, es robar, engañar, sobornar, compra lo injusto, mentir, codiciar, ambicionar, y darle la espalda al necesitado, explotándole o haciéndole trampa.

¿Qué afirma el Antiguo Testamento?

– El importante profeta Isaías ya aseguraba en el siglo VIII antes de Cristo que “el que rehúsa ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y cierra sus ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura”. (Is. 33, 15-16).

– El libro del Levítico, uno de los que forma el Pentateuco y escrito unos 1.500 años a.C cita también: “no hurtaréis; no mentiréis ni os defraudaréis unos a otros” (Lv 19, 11). En él igualmente aparece que “no haréis sentencias injustas, ni cometeréis injusticias en pesos y medidas.Tened balanza, pesas y medidas exactas” (Lv 19, 35).

– El Deuteronomio, otro de los grandes libros del AT muestra referencias claras: “no torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabiosy corrompe las palabras de los justos”. (Dt, 16, 19). En otro punto escribe que “maldito quien acepte soborno para quitar la vida a un inocente” (Dt 27, 25).

– También el libro de los Salmos contiene distintas referencias a esta lacra. “No morará en mi casa quien cometa fraude” (Sal 101, 7). “No juntes mi alma con los pecadores, ni mi vida con los hombres sanguinarios, que tienen en sus manos la infamia, y su diestra repleta de soborno” (Sal 26, 10).

– En el libro de Samuel, por ejemplo, se citan también los presentes como agasajo para conseguir favores: “sus hijos no siguieron su camino:fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho” (I Sam 8, 3). El profeta Daniel tiene un mensaje para un colectivo cuestionado. “Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables” (Dn 13, 53). Hay muchísimas referencias más entre los libros y profetas del Antiguo Testamento que inciden en estas cuestiones.

¿Qué afirma el Nuevo Testamento?

Las referencias a sobornos, extorsiones y fraude en general también tienen gran cabida en los Evangelios así como entre los apóstoles en sus cartas posteriores, especialmente en San Pablo. Quizás el ejemplo más claro es Zaqueo, un recaudador de impuestos que se había enriquecido defraudando aún más a su pueblo y que ve pasar a Jesús a su paso por Jericó. Su conversión fue inmediata y en el Evangelio de Lucas se cuenta que conmovido fue consciente de lo que había hecho hasta entonces afirma: “daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple”.

También en Lucas aparece un pasaje de Juan Bautista, al que acudieron muchos a bautizarse entre los que había personas que no actuaban cumpliendo las normas. El pasaje dice así: “Preguntáronle también unos soldados: ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ El les dijo: ‘No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada”. Igualmente, en Mateo se cuenta que los sumos sacerdotes “sobornaron” a los guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no dijeran la verdad.

San Pablo en su carta a los Romanos habla de la importancia de no evadir impuestos ante una costumbre extendida entonces. El apóstol de los gentiles insta a esta comunidad: “por eso precisamente pagáis los impuestos, porque son funcionarios de Dios, ocupados asiduamente en ese oficio Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor. Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”.

LA CORRUPCIÓN
ES RAÍZ DE MUCHOS PROBLEMAS

LLAMANDO A LUCHAR CONTRA LA CORRUPCIÓN

Resta recursos en derechos para gratuidad en la salud y la educación – sume, acrecienta y agudiza desigualdad y la pobreza en los más necesitados – destruye puestos de trabajo e incrementa la cesantía – perjudica la seguridad polariza a grupos sociales – frena el crecimiento económico – genera inestabilidad política y social – ausencia de credibilidad y confianza institucional – provoca discriminación – fortalece influencia y control de mafias – resta participación ciudadana – debilita ejercicio de libertad y democracia – altera la paz y convivencia social – alienta la colusión, el cohecho, el fraude y desintegración individual y colectiva – debilita el Estado al servicio y manejado por los corruptos – encubre a narcotraficantes y tráfico de armas…

Por ello, tras recientes, diversos y continuos escándalos que se suscitan en nuestro país.
Contribuye a cambiar la actitud para que la lucha contra la corrupción ocupe un lugar en la agenda del:

Gobierno, parlamento, universidades, organismos del Estado, instituciones educacionales, iglesias, entidades jurídicas, colegios profesionales, organizaciones políticas y sindicales-gremios, entidades benéficas y empresariales, organizaciones sociales, de trabajadores, de estudiantes y deportivas, fundaciones e instituciones en general del país.

Fraternalmente, Enrique Orellana (Chile)

SI TU Y YO NO HACEMOS “LÍOS” A CORRUPTOS Y ABUSADORES, Y NO CUIDAMOS NUESTRA CASA COMÚN… ¿¡ENTONCES QUIÉN?!
Jesús fue ayer en el templo y ahora:”UN INDIGNADO”

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